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Un número importante de padres y madres me preguntan cómo es que los niñ@s, adolescentes y púberes responden escasamente con un «no lo sé» a muchas de las preguntas que les hacen.

Esto parece preocuparnos, ya que cuando preguntamos, tenemos la expectativa de tener unas respuestas más amplias y concretas. Comprendo esta preocupación, yo misma investigué diversas maneras para lograr unas respuestas más allá del «no lo sé» para conectar más con mis hijas.

Simplemente no lo sabe

Verdaderamente, hay ocasiones en que tu hij@ no sabe la respuesta y he observado que, en estas ocasiones es por qué no se ha parado a reflexionar o a autorrealizarse esa pregunta. Quizás aún no sea capaz de hacerlo.

Siento que este «fenómeno» de que el cerebro envíe impulsos de acción sin más y no pararse a reflexionar es símbolo de que estamos en camino de madurar, independientemente de la edad que tengamos. Siendo los tres primeros septenios de vida los más propensos a tener esta forma de estar en el mundo, ya que el cerebro está realmente en etapa de pleno desarrollo.

Miedo a responder

Sin duda gana esta opción, es decir, que en la mayoría de ocasiones, tu peque tiene miedo a responder. Quizás no quiere que te preocupes. Recuerdo en varios de los casos de acoso escolar que he atendido, que los niñ@s no les comunicaban a sus padres lo que estaban viviendo por miedo a preocuparlos, y cuando los padres les preguntaban para indagar, los peques respondían con un: -no lo sé.

En otras ocasiones tienen miedo a defraudar a los padres y por ello evaden las respuestas sinceras. Vivimos con un fuerte instinto a sentirnos aceptados, amados y reconocidos por nuestros padres, por ello actúan así.

Otras veces, pueden presentir el enfado del adulto, saben que les preguntamos impulsados por un enfado y que después de la pregunta puede haber un posible sermón, reproche o similar. Cualquier niñ@ se percata de la desaprobación que hay en el tono en el que hablamos, en nuestra expresión facial e incluso en la energía que llevamos.

Me gustaría que pudieras observarte para poder ver de qué forma estás realizando las preguntas a tu hij@ . Date cuenta de como te encuentras y como te sientes. ¿Estás en calma? ¿Algún posible enfado? Recuerda que puedes educar para obtener bienestar.

  • ¿Por qué no quieres lavarte los dientes?
  • ¿Por qué no has ido hoy al instituto?
  • ¿Por qué has pegado a tu hermano?
  • ¿Por qué me gritas?
  • ¿Por qué has hecho eso?
  • Esos dientes hoy se resisten ¿Cómo es que hoy no te apetece lavarte los dientes?
  • He visto que hoy no has ido al instituto ¿Qué es lo que te ha ocurrido?
  • ¿Qué es lo que te ha molestado de tu hermano?
  • Hablas muy fuerte, ¿Qué es lo que te ocurre?
  • Me interesa saber como es que has hecho esto de esta manera.

La forma en como nos comunicamos influenciamos en el otro, es por ello que en todas las formaciones y charlas que imparto hago hincapié en observar esta forma que tenemos de relacionarnos con los niñ@s y ofreceros un gran abanico de alternativas de comunicación creativa y respetuosa.

Gracias por cuidar de tu hij@ y de ti. Gracias por leerme y estar aquí.

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